miércoles, 29 de febrero de 2012

Paula & Peter en Revista Gente: “Ya no podemos dormir separados: nos vamos a vivir juntos”


 Esta temporada, en Villa Carlos Paz, probaron la convivencia full time: comparten casa, cama y obra de teatro en Despedida de soltero. Cuentan que tienen sus momentos de ira, pero no conciben pasar la noche cada cual por su lado. “A veces quiero matarlo, pero después me doy cuenta que es el hombre de mi vida”, dice ella. “A la noche sueño la familia que vamos a formar”, agrega él. Pasamos un día entero con Paula Chaves y Pedro Alfonso. Esta es la intimidad de la pareja del momento.

Esta es la verdadera despedida de solteros, la prueba de fuego. ¿Qué tanto? Paula duerme con un bruxador para no romper sus muelas, como si fuera el protector bucal de un boxeador. Además usa antifaz y tapones para bloquear los ronquidos de Peter y de su perro Moro, un encantador bulldog francés. “Por suerte, Luca no ronca”, dice él, en referencia al otro dogo de raza labrador. ¿Algo más para declarar? “Peter no sabe hacer asado. Tampoco ordena. Ni limpia. ¡No levanta una cuchara!”. Y a pesar de todo eso, la pareja declara: “Decidimos prolongar la convivencia en Buenos Aires. Nos dimos cuenta que no podemos pasar un segundo separados”. ¿Quién los entiende? Bueno, haremos todo lo posible para meternos en la cabeza de Paula y Peter. ¿Cómo? Convivencia full time con ellos en la casa que alquilaron en el country Causanas de Villa Carlos Paz. Las 24 horas. Nos metemos en la casa, en el baño, en el sillón y entre las sábanas de Paula Chaves (27) y Pedro Alfonso (32). Así vive, trabaja, come, duerme, se concentra para el teatro y se levanta de la cama una de las parejas más populares de la Argentina.


¿MAÑANA...? ¿QUE ES LA MAÑANA? “Casi no conocemos lo que es levantarse antes del mediodía. No existe: arrancamos tipo dos de la tarde. Ella se levanta primero, prepara el mate y empieza a hacer ruido para que me despierte. ¿Yo? Me quedo media hora más remoloneando en la cama”, confiesa Pedro. “Sí, trabajamos de noche, tenemos los horarios desfasados, pero me levanto y preparo el mejor mate, como nos gusta a nosotros”, agrega Paula mientras lo abraza. ¿La fórmula? “Yerba suave, una cascarita de naranja, una cucharadita de azúcar al mate, tres cucharadas al termo y el agua caliente, pero no hervida. Me hago de algunas galletitas, y vuelvo con todo para despertarlo”. Entonces nos sentamos al medio de la cama y preguntamos:
–Todo muy bonito, pero no me digan que la convivencia es todo color de rosa, porque no les creo ni un poquito.
Paula: ¡Arrancamos tremendo! ¡Nada bien! Al principio fue difícil, porque cuando llegó, Pedro se pensó que venía de vacaciones. A relajarse, tirarse al sillón.
–¿Y vos? Paula: Yo estaba con los pedidos del supermercado, buscando una persona que nos limpie la casa y tratando de ponerla en funcionamiento. ¡Y ya lo quería matar!
Pedro: Si, los primeros días costó un poco, porque en Buenos Aires convivíamos, pero no las 24 horas. Pero con los días nos fuimos acomodando y ya no me molesta que me despierte con un mate a las dos de la tarde.
Paula: Los dos tenemos carácter fuerte y somos diferentes. Yo soy ordenada, muy activa, no obsesiva, pero me gusta el orden. Y él se creía que estaba viviendo en un hotel. El hombre no es colaborador... Para colmo, no puedo exigirle que cocine, porque yo no cocino mucho. Pedro es el hermano menor de tres mujeres y siempre lo malcriaron. No levanta ni una cuchara de la mesa. En cambio yo soy la hermana mayor, la que siempre se tuvo que hacer cargo de todo.
–Yo esperaba que me contaran lo bueno de la convivencia.
Paula: Lo bueno es que Pedro es mi cable a tierra. Y cuando estamos bien nos encanta el humor que tenemos; eso nos ayuda en la convivencia. En una temporada de tres meses no puedo enseñarle a convivir. Ahora yo cocino, y él lava los platos. La casa se mantiene ordenada de a dos. Pero el otro día me tuve que ir a Buenos Aires, y él hizo la cama, barrió y hasta se cocinó.
Pedro: No me cociné; hice todo eso pero no almorcé ese día: me hice un sanguchito. ¡Me daba fiaca cocinar!




ARTE CULINARIO. Son las cuatro de la tarde. Paula y Peter están por almorzar. ¿El menú? Cuanto menos, podemos denominarlo como sofisticado. “Mi especialidad: ensalada de tomate, lechuga y palta con aceite de oliva. Y de segundo plato, milanesas. Y pastas de guarnición, nos encanta esa mezcla”, explica Paula. Entonces Peter remata: “Buenoooo, es lo único que sabe cocinar, y es el menú de la temporada”.

–¿Es cierto que no sabés hacer otra cosa?
Paula: ¡No! También hago pastel de papas, pollo...
Pedro: Pollo les hiciste a los perros, porque yo nunca comí.
Paula: No, y también te hice tallarines de cintita gruesa con salsa de verdeo con crema, jamón y pimentón. Lo que nunca pude hacer son los bifes a la criolla que le hacía su mamá, porque no me salen.
–¿Y vos, Pedro, nunca hiciste un asado?
Pedro: No, lo mío son las picaditas y los sándwiches.
Paula: Una vez compró chorizos... Están en el freezer (los muestra súper congelados). ¡No sabe prender el fuego!
Pedro: La verdad, todavía no hice un buen asado porque siempre había gente para prender el fuego.
–¿La Play Station es una barrera en la convivencia?
Paula: Al principio me jodía un poco, pero después me adapté.
Pedro: Le hice entender que no me paso toda la tarde jugando. Lo hago cuando ella está en la compu o tomando sol. Porque yo prefiero jugar a la Play antes que tomar sol, porque no soy muy “solero”. Ahora hasta jugamos online un par de partidos de fútbol.

ENTRE BAMBALINAS. Antes de subir al escenario del teatro Candilejas 2 de Villa Carlos Paz, donde presentan Despedida de soltero, Peter tiene una cábala bien cordobesa: “Me tomo un par de fernets. Al principio lo hacía para agarrar coraje, y ahora ya lo tengo incorporado como una cábala”. A las ocho y media de la noche, cuando Paula termina de maquillarse, Pedro terminó con el segundo aperitivo. Es uno de los momentos de relax del productor estrella de Tinelli, que entre móviles, reuniones de producción y la obra –sin contar las horas que duerme– no tiene tiempo para mucho más. Entonces la pregunta que surge es más que obvia:
–¿Con lo ocupados que están, aprovechan el camarín para la intimidad?
Paula: Aunque pasamos muchas horas en el teatro, nunca hicimos el amor en el camarín, porque somos muy respetuosos. Siempre encontramos un hueco.
Pedro: Nosotros tenemos días y días: a veces somos dos amantes ardientes, y otra dos compañeros de cuarto. Igual, hicimos una promesa: nos podemos pelear durante toda la tarde, pero en el teatro siempre tiene que haber buena onda.
Paula: Una función la hicimos peleados, y el beso final fue el más seco del mundo.
Pedro: Fue como besar una muñeca de plástico. Nazarena Vélez y Gustavo Conti, que tienen más experiencia en hacer temporadas de teatro, nos explican que es muy difícil llenar tres funciones. Muy pocas veces ocurre un fenómeno tan importante; entonces siempre hay que tirar para adelante y ponerle buena onda al elenco.
Paula: Pero lo mejor de todo es que somos un grupo. ¡Esto es un viaje de egresados constante! Ah, y los asados que Pedro no me hace, me los hace siempre alguien del elenco.


SUEÑO LIVIANO. “Como nos levantamos casi al mediodía y la luz me molesta, me pongo un antifaz negro, pero también uso un bruxador, porque me rompo los dientes... ¡Parezco Betty la fea! Para ir a dormir me pongo una musculosita, una tanga y me rocío el cuerpo con un body spray de Victoria’s Secret. Pero lo peor de todo es que Peter y Moro roncan; entonces también uso dos taponcitos de silicona para no escucharlos”, cuenta Paula.
–¿Y cómo sigue esto? ¿Primero los hijos y después el casamiento? ¿Al revés...?
Pedro: Si fuera por mí, ya quiero tener hijos, pero voy a respetar los tiempos de Paula.
Paula: Sí, yo quiero aprovechar este gran momento que tenemos a nivel profesional. Ya vamos a tener tiempo para hijos, y ahí me dedicaré a criarlos. Pedro sabe que soy la típica Susanita: todo paso a paso. Primero el compromiso, después la boda, y más adelante los hijos.
Pedro: Nuestros fans van al teatro con carteles y gritos pidiéndonos que nos casemos y tengamos hijos. Pero nosotros estamos tranquilos, porque sabemos que vamos formar una familia.
–¿Cómo festejaron el Día de los Enamorados?
Paula: No, no hicimos nada porque no creemos en esa fecha, nos parece algo comercial. Nosotros estamos enamorados y listo.
–Ya pasaron la prueba de fuego. ¿Como sigue la vida de ustedes después del verano?
Pedro: Antes de venir acá dijimos que íbamos a probar cómo iba todo, y aprobamos. Después del verano nos vamos de vacaciones, y cuando volvemos, salimos de gira con Despedida de soltero por el interior del país. Después de ver qué pasa con Ideas del Sur, vamos a empezar a buscar tranquilos una casa para irnos a vivir juntos. Se viene la convivencia a full.
Paula: A veces, cuando nos peleamos digo: “Ni loca me voy a vivir con este pibe”. Pero después me mira tierno, y me vuelvo a dar cuenta que en estos tres meses me acostumbré a Pedro. Ya no podemos dormir separados; nos acostumbramos a sentir el cuerpo del otro al lado. Hoy te puedo decir que Pedro es el hombre de mi vida.
Pedro: Paula es la mujer de mi vida, y a veces sueño con la familia que vamos a construir juntos. Por eso hoy vivimos a full este presente.



1 comentario:

  1. que ternura! la verdad un verdadero ejemplo, sigan asi plis! geniiiiiiiooooooosss!
    suerte suerte :)

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